24.8.12

whenflores.II


En un segundo.

La casa se cae, las paredes tambalean, nuestro futuro se volvió incierto.
Culpa de haber perdido
Yo perdí, me ganaron, me vencieron, me pasaron por arriba, me hicieron el orto, me dejaron en ridículo.
Eso, perdí y la casa se viene abajo. Mi corazón estalla. Y no es mi culpa. O si. Perdí. Es mi culpa. Todo es mi culpa. El mundo sabe que perdí, me obligan a rajar, me quieren exiliar, y vos amor, no sabés si querés quedarte o irte conmigo.


En un segundo.

Casa nueva, vida nueva, agenda ocupada, personalidades a la par, hola a todos, si, soy yo. Ay, gracias. Si, fue muy difícil pero gane, me costó muchísimo. Él es bueno. Es uno de los mejores. Estuve en mi mejor día. Sí, es que soy humilde. Bueno, dejo de serlo.
Lo maté, fue sencillo, lo tenía ganado desde el vestuario. Soy el mejor.
Las mejores chicas, mirá que culos, qué piernas… pero no, yo te tengo a vos. Ahora que todos me aman, ¿vos amor, me seguís amando?

El fracaso.
La victoria.
La exigencia.

La exigencia que le ponemos a alguien que no conocemos, que si pierde nos arruina el día, la semana, que si gana nos alegra la vida. La esperanza y la ilusión que depositamos en alguien externo.

Victoria.
¿Te la imaginas a ella perdiendo siempre? Pobre, debe estar puteando a los padres por ponerle ese nombre.

No.
Tal vez le chupa un huevo. O un ovario, mejor dicho.


¿Por qué Victoria puede ser un nombre, y Derrota no?

¿Te da miedo terminar derrotado? ¿Te da miedo vivir en la derrota? Lo lamento querido hermano, almita gemela, fueguito que ilumina a la par, si tanto miedo te da la derrota, vas a vivir derrotado. Tus victorias se van a contar con la mitad de los dedos de una mano.

¿Te paraliza perder? ¿Te paraliza saber que existe el 50% de posibilidades para que te derroten, para que no se acuerden más de vos, para no trascender?

Está bien, tenés razón, existe el otro 50%, pero vas a perder igual. Tu miedo a la derrota y tu orgullo a la victoria, de todos modos te van a hacer perder. Vas a perder, vas a quedarte solo, vas a sentirte vacío, vas a morir de las formas más trágicas: siendo vencedor, siendo vencido.


Amor, ¿vos te vas a quedar acá conmigo? ¿O te vas a ir? ¿Gane, pierda, sea cebollita, sea Huracán, vas a amarme igual?

Eso es lo único que importa.

El amor.
El verdadero amor.
El tuyo, el mío, el nuestro.

De qué me sirven todas las victorias, que todo el mundo sepa quién soy, si no te tengo. De qué sirve que todos sepan quién soy, si en realidad, yo no soy nada sin amor.


Mientras sigamos pensando en ganar, mientras sigamos pensando Cappa es el mal, que Cappa es lo que no queremos ser... Cómo no querer a Ángel, con ese nombre… cómo no quererlo si hizo el último Huracán hermoso, el que todo el mundo quería ver jugar. Perdió, perdió, y de repente todos sus equipos descendieron. ¿En serio te importa? Tanto te duele en el alma en la vida en la sangre en la piel en el orto que un equipo pierda la categoría? Si es así, ¿por qué? ¿Qué hacés vos para influir en esos resultados? ¿Quién sos vos para influir en esas derrotas, en esas victorias? No entiendo esa pasión de la lágrima, del llanto, no entiendo esa pasión que depositamos en el otro y no en nosotros mismos, no en nuestro propio despertar. ¿Cómo la pasión por magolla va a ser más grande que la pasión por nosotros mismos? ¿Cómo vamos a matar, a putear, a odiar por pasiones distintas?

No quiero pensar como nadie, no quiero que piensen como yo. Quiero entender, quiero que entiendan. Quiero que se entienda. ¿Cómo carajo nuestro día va a depender de un agente sumamente externo?. Puteas porque perdió tu equipo. No, en realidad vos puteas porque no sabés como carajo manejar el amor que tenés dentro.

De un segundo al otro, pasar de la veneración al insulto. ¿Quién sos? ¿quién mierda sos vos para putear a alguien que está a doscientos mil kilómetros y perdió un partido, una lucha, un simple juego…
Y si es un simple juego, ¿quién mierda sos para denostarlo? Vos, ¿dónde estás? En tu casa, acostado, cansado de pelear el día a día, de la gente, del mundo, podrido de tu laburo que no te hace feliz. ¿Vos entendés que al que estás puteando es un pibe feliz con lo que está haciendo? ¿Vos entendés que al que estás carajeando hace lo que toda su vida quiso hacer? No sé si lográs entender que al pibe que te cago el día por su accionar (frustrado accionar dirás vos), es feliz con estar donde está. Y vos no. Te quejás de tu vida, y encima te quejas de otras vidas que no te pertenecen. ¿Quién carajo sos? ¿Quién carajo soy?



En un segundo,
Mi vida deja de tener sentido.

En un segundo,
los ojos del mundo se olvidan quién soy.

Cuando la única realidad
Es
Que

En un segundo,
No dejás de amar.

En un segundo,
No empezás a amar.


Entonces,
¿qué tanto nos influye la victoria, la derrota?

¿Qué tan importante es el triunfalismo?


Estamos enfermos. Estamos enfermos por pensar en victorias y en derrotas. La única victoria que quiero, es que me amen. La única victoria que quiero es aprender a amar. Las únicas derrotas que me afectan, es saber que me lleno de odio, de asco, que me lleno de negación, de oscuridad.

Amar la trama más que al desenlace. ¿no es simple la vida? ¿Por qué en Uruguay saben y acá no? ¿Por qué un simple ser humano sabe y nosotros no?.



Los finales. Qué finales. De qué final me hablás si sabés que vas a morir, que tu cuerpo se va a pudrir. Ah, el cielo, el infierno. O otras vidas, reencarnaciones. Creamos en lo que creamos, ¿tan, tan importante es? ¿Tanto valor le vamos a dar? Esto de tanto pensar en el final… me estoy mareando… estoy perdiendo amor…


¿Hoy triunfe? ¿Hoy triunfaste? ¿Hoy perdiste? ¿Hoy alguien perdió para que tu vida sea una mierda y abandones el impulso de amar?

Por qué es más importante que preguntarse “¿Hoy ame? ¿Hoy amaste? “


La victoria, la derrota, y el final. Para qué vivir afectados por estos inventos, si el único juego que vale es vivir, si lo único importante es amar. 

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