24.4.12

en eso de miradas intensas suaves profundas. brilla. y brillan sus ojos.


en eso de miradas
intensas
suaves
profundas.

brilla.

y brillan sus ojos.

21.4.12

Pelotudos que defienden este sistema con la excusa berreta de “por lo menos hago algo, participo”. Participar en el juego que criticamos. Participar en la mierda que criticamos. Pelotudos que defienden la idea de apoyar a gente que tiene IDEAS, en mayúscula, IDEALES, en mayúscula. Pelotudos que no entienden que esa IDEAS, en mayúscula, en realidad se imprimen a diario junto a esos billetes que si no tenés, no comés, no vivís. Intercambiar mercancía. Pelotudos que defienden esa idea de que el trabajo dignifica, trabajar para alguien más, trabajar para que el mundo siga girando, en un círculo interminable. Trabajar para poder respirar y alimentar tu cuerpo, pero no entendés que tu cuerpo se está muriendo de angustia. Pelotudos que defienden sin querer este sistema con la excusa berreta de “hacer algo desde adentro, para transformarlo”. La pregunta es : ¿transformarlo desde adentro? La otra pregunta: ¿ingenuidad?. Hablan de cambiar, de madurar, de que uno a medida que crece, que avanza en años, o que los años avanzan, va cambiando. Y puede cambiar. Pero cómo, cómo carajo hacerle creer a mi razón, a mi sentir, que estos indignos de llamarse seres humanos, que ayer apoyaban una cosa y hoy apoyan algo completamente opuesto, lo hacen por IDEAS, en mayúscula, por SENTIR, en mayúscula, y no por interés, en minúscula, por esa “cualidad”, entre comillas, que tiene el ser humano de adaptarse a la “realidad”, entre comillas. A la REALIDAD, en mayúscula, que ellos crean con esa mentira que es imposible de seguir creyendo, esa mentira que la dibujan en el hacer para y por el prójimo. Pelotudos que son pelotudos y no se dan cuenta que son tan pelotudos como yo. Aunque, admito, pelotudos no conscientes, por lo menos, pelotudos más inofensivos que los pelotudos conscientes, creo.

7.4.12

entonces, en serio, qué carajo me importan las poses, la postura, el cuerpo, la expresión. me pierdo antes de entender qué me está queriendo decir tu cuerpo vestido. me distraigo, descreo. me falta todo ese mecanismo de la expresión corporal, de entenderlo en uno y en el otro, en mí y en vos. y sí, qué le voy a hacer, no hace falta que me ponga el cartel del "sí", pero ya lo ves, si entendés esas cosas del cuerpo que yo no entiendo. los gestos, las formas, eso de la postura que acabo de decir. y todo eso que algunos se dedican a "estudiar", "analizar" y después lo imitan, lo hacen, lo inventan, lo gesticulan, buscan seducir con esas boludeces que yo no entiendo, y por eso, son boludeces. subjetivismo pleno. boludeces que no, que no me salen, tu cuerpo vestido yo no lo entiendo, ¿te tocaste el pelo? te molestará, qué sé yo. y yo sigo sin entender como hay gente que hace de su cuerpo un mundo descifrable con actitudes, con las formas de moverse, sentarse. no entiendo, no me sale. sí, qué mierda, no me sale, estoy completamente desnudo y por eso no te gusta saber que me gustás.
ahogado en esa estúpida inercia de la mesa, de la silla alejada de la mesa y el cuerpo sobre la mesa. mesa cuatro veces, cuando generalmente es una y dos sillas enfrentadas. o cuatro y dos ocupadas, dos de adorno. y el cuerpo ahí, tirado, arrojado, balanceado, apoyado sobre la mesa, la silla queda lejos de la espalda y el vaso juega con la mano o la mano con el vaso, que se vacía cada instante de vergüenza que bajo la vista.
estúpido miedo, fobia, inseguridad. estúpida forma de acercarme, con el cuerpo balanceado, ya lo dije, y el vaso cada vez más vacío, hasta que supera el vacío absoluto, y nadie, ningún filósofo contemporáneo todavía pudo descubrir ese momento exacto donde el vaso vacío queda aún más vacío. y no sé si soy yo, o esta forma en la que sonreís. y te chupa tanto, tanto un huevo. y yo pesado. y vos, ahí. no acá.
esa cosa constante de

ir en busca de

palabras nuevas desgastadas
ya usadas
recicladas

oídas
dichas
con nuevos olores

historias por estrenar
miradas que piden
descubrir.

ese juego constante
de desarmar
lo nuevo
lo nuevo.

descubrirse uno
en lo ajeno
para sentirse
un poquito sonriente.

está mal.
bastante mal.

igual.

gusta
esa
inercia
de querer
necesariamente
perderse
en una boca
con nuevos presentes