14.9.11

I.

Prostituir cada centimetro del alma
promesas, falsos pasos a punto de dar
Falsas ganas de caminar.

Consejos de mentira,
Yo quiero una soga real
Con olor a amor,
Que me ates del cuello
De dónde sea,
Que tires con fuerza, o sin ella,
Cariño, caricia de voz.



IV.


Estoy harto de tanta chachara,
Verdades que no son tales,
Mentiras despiadas, vacias de amor.


XI.

un grito de libertad
unidad de sentidos
para que no me llenes de preguntas
pelotudas,
aunque son
las mismas que te hago yo,
lo admito.

pero eso,

un llanto de libertad,
basta de bla.
y basta de todo lo demás

9.9.11

varietéliteraria7/9matienzo2

Toda esta falsa pornografía que nos invade, noticias que muestran mentiras instaladas, usurpadores de ideas ya inventadas; programas que muestran violaciones a la dignidad humana, antes por lo menos nos alcanzaba el porno real. Yo ponía Venus y veía todo rayado, buscaba entender, no podía imaginar mucho, porque imaginar nunca fue mi fuerte. Cuando veía entre las rayitas de Venus veía lo lineal y lo simple, tal vez en realidad lustraban un zapato y yo pensaba que era la paja previa al coito; coito deformado que hoy en día se ve a toda hora, en cualquier canal, hasta en los canales de deportes, donde te distraen con cuerpos que corren detrás o con un objeto, que manejan autos (¿eso es deporte?), que compiten para que haya Un Ganador, y se lleve el premio mayor. Muchas veces ese premio mayor es mucha plata, con esa plata que manejan, con toda esa inmunda y pornográfica plata que circula en el deporte, ¿no podrían hacer cosas para de verdad llamarse Ganadores y no solo ser conocidos como los juguetes sexuales del codiciado sponsoreo? ”Decía, hay pornografía en la tele todo el tiempo, a toda hora, en cualquier canal. Y todos son voyeuristas, aunque les dé vergüenza admitirlo. Hasta los que sólo ven programas de cocina. Todavía me falta pasar varias horas haciendo zapping entre esos canales. Aunque tal vez no haga falta y crea que ya hay suficiente pornografía de la mala en cada receta que no hacen para gente celíaca. El otro día, estaba viendo uno de esos canales que cocinan al aire libre, y había dos animales que antes respiraban, que ahora estaban asándose en el fuego, eran jesuses estacados a punto de ser comidos. Y todo bien, a mi me gusta la milanesa, pero eso creo que también roza lo pornográfico, tal vez lo soft, o tal vez el hardcore para los defensores a ultranzas y evangelizadores del vegetarianismo. Antes no hacía falta ver estos canales para ver pornografía suave. Ponía The Film Zone, una especie de pornografía cálida, pornografía tierna podemos decir, creo que es la misma pornografía que intentan reflejar algunos, pero no les sale. Como las famosas telenovelas costumbristas de historias con ganchos tontos, el tío que se enamora de la sobrina que a su vez es amante del cura del pueblo que en realidad es el marido de azucena, o de maría, siempre hay una maría; o como las telenovelas de la tarde, esas para adolescentes que lloran todavía por sus primeros amores y que cada día explicitan más sus ganas de garchar. ¿Sinónimo de la sociedad? No sé, en mi sociedad escuchan música, no sólo se quiere garchar. O no todo el tiempo. Aunque, vamos, para qué mentir, a veces sí, sólo quiero garchar, apagar la tele, tirarla por la ventana, pero no puedo, no puedo no ver noticieros, no puedo no indignarme porque hacen una nota maravillosa sobre lo mal que maneja la gente, o ver como todas las notas están musicalizadas, ¿qué es eso de musicalizar el noticiero? Y está ese amigo, ese amigo fiel casi recibido como el mejor director de cámaras de las mejores películas que sí pasaría Venus, pero que pasan en el verano en plena tarde, en plena mañana, y en plena noche, en ese canal donde mostraron en vivo y repitieron mil veces como alguien se pegó un tiro en medio de la boca, y eso no es morbo, eso es ser chanchito y disfrutador del sexo con las más enfermas perversiones. El mismo canal que se hizo más popular en aquella época del furor de los secuestros, que pedían por el ocho, y por su cancioncita característica, aquel canal de “y un boliviano”, canal enemigo de “los cacos”, canal donde echaron a un agradable locutor porque no paraba de reírse de Enrique. Decía, ese amigo fiel, compañero de ruta, aquel buen periodista que hace un genial trabajo de cámaras, y unas notas jugosas a los culos de verano, con frases que intentan tener doble sentido, pero lo único que demuestran es que el hombre como hombre con pito, puede superarse cada vez más en pelotudismo. Ven, en Venus había hombres con pitos, pero por lo menos algunos tenían un libreto inteligente o no tan pelotudo, si burdo, pero no tan pelotudo… Lo único que quiero es pornografía de la buena, quiero que se deje de ver tanta falsa pornografía en todos esos canales a toda hora del día, que dicen ser la verdad y en realidad, no hay nada más irreal que tocar el power del televisor para ponerlos a ellos, falsos actores porno.

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Giramos la mirada, prestamos los oídos
y empezamos a ser parte de sueños
que algún día esperamos alcanzar.

Crecemos pendiente de las imágenes,
construimos palabras, vestidos y acciones
en base a lo que esperamos ser

No digamos imponer,
pero nos llevan a creer que todo eso que está ahí
es necesario o descartable
Y lo que más nos hacen creer
es que el mundo no es mundo sin ellos ahí.

No es nada nuevo lo que estoy diciendo.

Hay mil teorías sobre esto.

Pero a su vez
hay ciertas vidas desconocidas
que lograron contarnos
que todo eso, es mentira.

Cuenta la historia
que había un Norcoreano
que se crió en un pueblito a unos kilómetros
de Massachusetts, y que se cree que desapareció
hace pocos años acá cerca, en Monserrat.

Hay un enigma en los últimos años de su vida,
Es el de su paradero.
La última vez que se lo vio, fue por ahí,
donde dije, en el barrio de Monserrat.

Lo que se sabe es que él iba dejando palabras escritas
a sus personas más cercanas.

Hace un tiempo que están intentando
recopilar todas sus tildes,
Y así reconstruir su historia
para encontrarlo.

Lo que yo puedo decir, es que
los dos últimos datos que se tienen
son los siguientes:

Un conocido de él, argentino,
de nombre reservado,
dice que la última vez que
la mano norcoreana le escribió algo
tenía dos oraciones.

Una decía
“Tacto perdido, sentidos atrofiados”.

La otra
“Cerrá los ojos”

Por lo que pude averiguar,
y lo que me explicó su conocido argentino,
en resumidas palabras, es que el norcoreano
decía que nuestros dedos acostumbrados
al zapping diario de cada día,
perdían de a poco el lujoso juego de acariciar pieles.

Cuerpos, brazos, piernas, panzas.

Me explicó su allegado, que el norcoreano tuvo la necesidad
Dde explicarle un poco lo que sentía
porque en ningún lado de eso que decimos controlar,
nos muestran lo que realmente está pasando, en ningún lado
nos remarcan, nos cuentan en voz baja, en secreto
O en mudo, que el tacto es otra cosa.

Cuenta la historia que el hombre
después de tanto tiempo de poner
el aparato en sleep antes de dormir
Decidió apagarla. Desconectarla.
Y sacarle las pilas al control remoto.

El último dato que los que se interesaron
en reconstruir su vida tienen,
es el de una señora de unos sesenta y dos años de edad
que dice que una vez hace poco más de veinticuatro meses atrás
tomó el té con una jovencita que aparentaba tener unos veintilargos diciembres.

Y que entre infusiones y bocaditos,
le contó la historia de un norcoreano
criado en Massachusetts, que estaba viviendo en Monserrat,
que un día decidió apagar el televisor y
compartir algunas noches con ella,
en la misma cama.

Lo que cuenta la señora mayor
que le contó la jovencita,
es que un día se sentaron juntos
en una plaza del barrio, a sentir el aire,
con la excusa de que el sol le enseñaba a respirar.

Dice la joven que el hombre
sacó una servilleta
y le escribió:
Basta de mundos desimaginarios.
Todo esto es real, mis dedos dejaron de vivir
el día que conocieron el zapping.
Pero mis dedos vuelven a nacer
Cada vez que recorro tu cuerpo.




Dicen que la historia del Norcoreano es tan falsa
como lo que están pasando en este momento
en los ochentaycincomil canales de aire y de cable
que nos intentan vender realidades distorsionadas.

Lo que también dicen
es que la historia del Norcoreano
nunca la van a pasar
en un horario central.