21.4.12

Pelotudos que defienden este sistema con la excusa berreta de “por lo menos hago algo, participo”. Participar en el juego que criticamos. Participar en la mierda que criticamos. Pelotudos que defienden la idea de apoyar a gente que tiene IDEAS, en mayúscula, IDEALES, en mayúscula. Pelotudos que no entienden que esa IDEAS, en mayúscula, en realidad se imprimen a diario junto a esos billetes que si no tenés, no comés, no vivís. Intercambiar mercancía. Pelotudos que defienden esa idea de que el trabajo dignifica, trabajar para alguien más, trabajar para que el mundo siga girando, en un círculo interminable. Trabajar para poder respirar y alimentar tu cuerpo, pero no entendés que tu cuerpo se está muriendo de angustia. Pelotudos que defienden sin querer este sistema con la excusa berreta de “hacer algo desde adentro, para transformarlo”. La pregunta es : ¿transformarlo desde adentro? La otra pregunta: ¿ingenuidad?. Hablan de cambiar, de madurar, de que uno a medida que crece, que avanza en años, o que los años avanzan, va cambiando. Y puede cambiar. Pero cómo, cómo carajo hacerle creer a mi razón, a mi sentir, que estos indignos de llamarse seres humanos, que ayer apoyaban una cosa y hoy apoyan algo completamente opuesto, lo hacen por IDEAS, en mayúscula, por SENTIR, en mayúscula, y no por interés, en minúscula, por esa “cualidad”, entre comillas, que tiene el ser humano de adaptarse a la “realidad”, entre comillas. A la REALIDAD, en mayúscula, que ellos crean con esa mentira que es imposible de seguir creyendo, esa mentira que la dibujan en el hacer para y por el prójimo. Pelotudos que son pelotudos y no se dan cuenta que son tan pelotudos como yo. Aunque, admito, pelotudos no conscientes, por lo menos, pelotudos más inofensivos que los pelotudos conscientes, creo.

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