22.8.11

Nuestra obstinada misión de salvar al otro. Basta de querer salvar al mundo, si nosotros mismos estamos destruyéndonos.

Cómo caer en la falsa ilusión de creer que el mundo es perfecto y que todo está bien, que puedo mostrarte un mundo magnífico, si yo realmente no lo veo así. Cómo creer que puedo llenarte el mundo de colores, si acá sólo hay una especie de daltonismo sentimental, constante bipolaridad. Constantes segundos inestables, subibajas de madera vieja, deshecha y sin pintar. Árboles que dejaron de respirar.

Tantos meses, quinientos mil meses creyendo que me puedo salvar con vos, y es tan claro y obvio y probable que voy a seguir creyéndolo, esquivando el verdadero sentir, esquivando las no mentiras, con falsas ilusiones de creer que esos hermosos estallidos de paz van a ser por siempre así, de la nada, sin construcciones de materiales destruibles o descartables, lo mismo da. Un chasquido, y todo hermoso. Sin conocernos. Qué lindo es no conocernos del todo. Qué feo es conocernos del todo. Y tal vez algún día llegará el momento en el que sea lindo conocernos del todo.

No tengamos la creencia de creer que estamos para salvar al mundo, si nosotros mismos no nos estamos salvando. El mártir sin sentir. Decirlo más fácil no puedo.

Desnudarnos y llenar todas las áreas de los mundos que veamos, que queramos vivir, que inventemos vivir, que negemos vivir. Desnudarnos para llenarnos de luz, plena luz del día, plena luz de invierno en todas esas madrugadas perfectas de besos con olor a sueño, olor a vino, y mucho olor a nosotros dos. No vamos a salvar al mundo si sólo estamos pendientes de salvar al otro. La gratificante satisfacción de hacerle bien a alguien tiene que estar acompañada por la gratificante satisfacción de hacernos bien a nosotros mismos. No abandonarnos desnudos en medio del mar si no vamos a creer que podemos nadar. Un poco más reales con nuestros límites, hasta alcanzarlos y de ahí romperlos, abarcar todos los mundos desnudos vos y yo, ponele la coma donde quieras.

Nada de anteponernos, de anteponerte vos en mí, de anteponerme yo en vos. Nada de creer que somos más importantes que el resto del mundo, porque después en los partidos solidarios vs. el resto del mundo terminamos perdiendo por goleada. Y tu hermosa sonrisa acá, alegrando el despertar. Sí, pero si hoy no me sirve, si hoy no me lleva a donde quiero ir, no quiero faltarte ni faltarme el respeto. Vos tampoco lo hagas. Hacete bien a vos para hacerle bien a los demás mientras sobrevivís sin sufrir el recorrido del aire a lo largo de tu cuerpo.

Si yo me acerco a vos es porque quiero acercarme a los dos. Si yo te ayudo a vos, es porque quiero que nos ayudemos los dos. Es una cuestión de sentir el correr real de las caricias. Si yo me acerco a vos, es porque me estoy acercando a mí. Si yo me acerco a mí, me estoy acercando a vos. Y así vos, la misma forma, el mismo pensamiento, el mismo sentir. Creo, hoy, debería, ser, así.

Entonces,

No pienses que salvando al mundo te estás salvando a vos, si realmente no lo sentís así. Sentí la paz en vos, el alivio en tu cuerpo, en tu alma. Como se dice ñoñamente, sentilo en el corazón.

Mientras nos sigamos pisoteando a nosotros mismos, mientras sigamos meándonos sobre nuestras propias piernas, mientras sigamos esquivándonos y no aceptemos ni agradezcamos ni evolucionemos con lo que vinimos, el mundo que queramos habitar no va a dejar de ser una constante utopía de almohada y de manual.

2 comentarios:

  1. Es brillante. Gracias por ponerlo tan claro y tan bello loco. Si me permitís te voy a citar cuando sea necesario :P

    ResponderEliminar