8.11.12


No creo poder alcanzar la eternidad.
Y no me preocupa, ya perdí el ardor de inmortalizarme en tus manos. No llego, no alcanzo, no quiero pasarme la vida intentando intentar.

No creo poder alcanzar tus miedos.
Y eso sí me preocupa,  porque estás ahí combatiendo segundo a segundo la angustia. Estás, y no estás. Te desmayas de desamor. Sonrisas finitas mezcladas con lágrimas constantes, se abre la canilla y ahí salen, infiernos que no te dejan en paz. Miedos profundos que te llevan a quebrar. Quebrar. Quebrar. Y después.

No creo poder alcanzar los pedacitos de vos.
Y eso ya ni sé qué me produce, es como quién vive recogiendo a los demás, juntando, pegando, haciendo sonreír. Así sos, así son las personas que se parecen a vos. Y cuando se quiebran. y cuando te quebraste, y quebraste y quebraste, te desvestiste en mil partes, un millón de pedacitos de vos se pierden por el mundo. Y me duele saber que vas por ahí, juntándote, reintentándote.  Más duele saber que dibujás la sonrisa.

No creo poder alcanzar tu sonrisa,
Y eso ya ni me importa. Disimular la risa, hasta reír de verdad, a veces no queda otra. Pero no puedo alcanzar tu sonrisa, así, tan, tan, así. Eso, sonreís y sos paz. Por eso duele, duele tu sonrisa disimulada, duele que no creas que el mundo puede entender tu dolor, duele que el mundo no entienda tu dolor.

No creo poder alcanzar tu dolor.
Y eso duele. Me duele no alcanzar tu dolor, curarlo. No quiero emparcharlo, ponerle una curita con un adhesivo que desaparece ante cualquier viento o roce fuerte. Viste cuando curás, borrás, cambiás un dolor por amor, así. Eso. Curar tu dolor.

No creo poder alcanzarte hoy.
Y miento si digo que ya no me importa

1 comentario: