18.3.12

Las fábulas, los sueños, la esperanza de seguir creyendo que alguna vez vamos a dejar de creer por falta de necesidad de creer lo que seguimos creyendo. Y por qué dejaríamos de creerlo. Porque es verdad, y no hace falta seguir creyendo. Lo real no se cree, se vive.
Pero hay momentos que dejamos de creer aunque no haya sucedido. No sea real.
Como esa forma de vernos en el otro, sobre el otro, sexo opuesto, dependiendo los gustos, sexo opuesto. Mujer de pelo largo, corto, atado, rapado. No sé. A veces rapado. A veces largo. Los rulos, rulos de infinita sabiduría. Rulos para contar. Corto para que no se enreden los dedos.
No saber.
No saber.
Estar distraído de la primera creencia. Dónde, cómo, quién.
Quién.
Me sé tu nombre de todas las formas, tu nombre tiene más vocales que consonantes. O la misma cantidad. O menos. Es muy largo tu nombre, a veces tan corto que no hace falta acortarlo. Eso. Depende del día. De las ganas.

Escuchemos JST. No. No escuches Jaime. Escucha Lisandro, amalo.
No. No lo ames, pero respeta mi amor por él. O no, decime que es muy cursi. Que es aburrido. No, no me digas nada.
No. No sé.

Las fábulas, los sueños. No quiero creer más. Desestructurame toda realidad. Sonriamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario