30.10.11

Des des desenredar las palabras para alcanzarte. Qué estúpida forma esto de querer alcanzarte con palabras. Pero ahora no tengo otra, no hay recursos al alcance de mis manos, no tengo forma de mirarte a los ojos, tocarte y preguntarte al oído sin hablar, ni siquiera susurrar, cómo estás, y que me respondas con el silencio más limpio. Sólo me queda decirlo, suponiendo que te lo digo, y lo envuelvo, lo lleno de mentiritas, y mirá, soy estable, y yo puedo con y contra el mundo, y nada de esto me afecta. Pero sí me afecta, y no lo querés ver, porque si lo vieras ahí sí ni hola me dirías, ni me mirarías, ni oirías lo que tengo para decirte, y seguramente buscarías que sea alguien más trascendente para tu vida el que te diga todo esto, y no un simple loco trastornado que hoy quiere decirte que te extraña. Sí, alguien te extraña y ni te conoce, y no vamos a meternos en los significados y las raíces de esa palabra, porque no me importa, acá lo que importa es que te extraño. O que tal vez me quiero hacer creer que te extraño, y en realidad me miento a mí mismo. Tal vez sos tan intrascendental para mi, como yo para vos.
Pero te extraño, y te miro a los ojos cada vez que cierro los míos, aunque no sepan de qué color sean los tuyos, aunque no sean como avellanas, ni nunca te haya dedicado una canción, ni ahora, ni mañana, ni en veinte años cuando vivamos en el Tibet. Porque tampoco vamos a vivir en el Tibet, y tampoco vamos a durar veinte años. Porque el destino ya está escrito, y ni vos, ni yo, llegamos a la págína quinientos cuatro del libro del otro. Y tal vez vamos por la cuatrocientos treinta y queda poco para llegar a la quinientos cuatro, o tal vez vamos por la veinte, y nos queda toda una galaxia entera para compartirnos. Para respirarnos.
Y te extraño, y te miro a los ojos cada vez que sueño, aunque ni sepa cómo es tu olor, cómo son tus pestañas con nieve cayendo sobre y delante de ellas. Ni como te quedarían unas falsas, aunque me lo imagino, horrible, horrible te quedarían, porque yo te quiero así natural, o tal vez no, y te cambiaría el envase, y te diría que te pongas más tetas o te las saques, o no sé. Pero no importa nada más que tu piel, que aunque te suene estúpido la sentí. Y tal vez te da miedo, te asusta, y te alejás, dale, hacelo, yo soy esto, y siento que tu piel es eso, aunque tal vez nada ver, y tus lunares en realidad los imagino en otro lugar de donde están en realidad, porque no los conozco, porque en esto del destino tus lunares no se van a cruzar con los mios. Y no voy a saber nunca cuántos tenés. Una lástima, es hermoso contar lunares. Espero que algún día te descubra contando los míos, y me ría, y me ría tanto que el mundo explote de hermosura. Y explotemos todos. Pero que después volvamos a existir, así los seguís contando, y al tiempo sorprenderte porque me encontraste uno nuevo, y te olvidés de la cuenta total, para otro día volver a contarlos, así, hasta que recorras todo mi cuerpo contandolo. Y estemos en Estambul contando lunares.
Y eso. Eso. Hablando de lugares, vos te vas, te vas a recorrer el mundo, y esas ganas enormes por recorrer el mundo y la vida, y yo con ganas de recorrerte a vos, esa estúpida necesidad de recorrerte y conocerte, y no encontrarte nada nuevo, conocer todas tus ruinas, tus maravillas, conocer tus climas, tus paisajes, qué cursi suena esto. Pero no lo es, en absoluto. Porque si tengo esa necesidad de querer conocerte toda, cuando lo haga, cuando ya no haya nada para conocer en vos, qué voy a hacer. Por eso, no quiero recorrer el mundo, y a veces no quiero nunca recorrerte a vos. Y tal vez es mejor así, vos allá, por todos los allás, por todos tus acás, y yo acá, deícticos siempre diferentes, nunca los mismos.

1 comentario:

  1. I'm never gonna know you now, but I'm gonna love you anyhow.

    ResponderEliminar