de sonidos perturbadores,
miradas hirientes
y las mismas nuevas lenguas desconocidas.
sin el menor tacto,
codicia desalmada;
desangran los nervios
cae de rodillas.
Se vuelve hacia mi,
Cien veces
A la altura del esternón.
Da pasos negros
a toda velocidad.
Nadie, nadie escucha,
Nadie, nadie ve.
las fichas, en el lugar justo,
a la hora que tiene que ser.
a no resguardarse
apegarse,
a no perder vida en caprichos.
amor antes de todo.
ResponderEliminarlos caprichos, qué cosa forra. Sólo puedo hablar de los míos, y sé que no son (tan) culpa de mis viejos.
ResponderEliminarBienvenida yo a este lugar, ¿no? Sí. Salut.
como me encanta
ResponderEliminarleer lo q la demas gente expresa
y ....poder intentar solo un poco comprender
lo que quieren decir!
muy lindo
Dejemos los caprichos a los niños.
ResponderEliminarSiempre me gustó la palabra esternón.
ResponderEliminaruna vez dijiste en mui blog, que si fueras mujeres me hablarias mucho. no queres hablarme aun siendo hombre?
ResponderEliminarufff!
ResponderEliminarUna sacudón a mi memoria esta lectura!
Gracias!